tengo despierto un reclamo que no puedo dirigirte. no tiene fundamento, es lastimero y en esta etapa de fresnos grises ya no me permito sufragar penas vanas y armas de revancha. ni siquiera tengo el don de la palabra, salvo decirte que recuerdo un pasado muy próximo y muy lejano en el que la felicidad era parte de la esperanza y tenía el color de nuestras pieles juntas.
lo mejor. lo mejor que mencionaste sepa bien en tus labios y en tu lástima menguada por el olor a independencia, como si hubiera una prisión que existirá siempre inconforme a tus pies por no encontrar la belleza de una historia enamorada.
ya mis lágrimas están ahogadas, agotadas, mendigando otros motivos, como si el recuerdo desplazara a la luz acurrucada y mis ojos no supieran qué destino observar. no existe lo mejor salvo en lo presente, en el futuro será por el deseo de vivir con un nuevo sentido, no por el presente que no se puede asumir sin confusión, no por tu decisión ni mi aceptación involuntaria.
venga. toma un mate, acompaña a mi insomnio, menos mal que recibí aquél consejo admonitorio, que seguí algunos pasos para heridos, que tú sabías de ella lo que no veía a voluntad inconsciente. venga, toma un mate, tú que me contaste antes te lo agradezco con el último sorbo como brindis.
y qué sentido. qué sentido siento pero no encuentro, sino el de acoplarme a una rutina de reglas sin sentido. quedarme sin el mismo, en silencio del profundo abismo de los sueños que quedaron tras la almohada. y desaparezco.
Los nadies (Eduardo Galeano)
Hace 12 años
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