Te diré qué quiero ahora, me dijo. Estaba con el cabello enmarañado en su cabeza muy parecido a su mirada. Quiero tener la certeza de que puedo estar bien. Quiero estar en un lugar donde sienta que no importa todo lo que me rodea y que lo que me rodea no me aturda. ¿Entiendes? Levantó por única vez la vista y sonrió para dejarse caer.
Ya en la cama, Luisa se inmutó, cerró sus ojos. Me dejó quieto, parado y extrañado. Sí, todos tenemos días difíciles, le dije, pero todos continuamos y mañana tendrás nuevos bríos. ¿Tú crees eso? dijo con los ojos cerrados. ¿De verdad crees eso o es una simple excusa indulgente y fatal? Sé que no tengo la peor vida del mundo, sé que hay millones que apenas viven. Sé que puedo decir que tengo cosas y personas por quienes vale la pena continuar. Sé que no soy mala persona, que te puedo decir que estoy deprimida o nada más. O que un médico me diga que tengo algo peor y nada más. Aún así, ¿de verdad crees eso?
Creo que debemos continuar dije, no con una sentencia en mi guión, sino mas bien con desánimo.
Eres sincero, eso es lo bueno de ti. Algunos te tratan como un inepto, pero nunca te dejes cambiar por las reglas de los demás. Todos allá afuera se creen mucho de lo que no son y cubren sus flaquezas con nuevos engaños, objetos y necesidades. Tú sabes tus flaquezas, tus inciertos y lo admites con algo de pena. Pero dime, ¿tú crees que vale la pena jugar con estas absurdas reglas?
Esperaba que abriera los ojos y dejara ver esas pardas esmeraldas. Luisa, ¿qué quieres escuchar? Tú sabes bien que no hay soluciones mágicas, no hay ese mundo de niños, este mundo es de carencias y sin embargo, hay algunas cosas buenas que se inventan día a día. Además, hay unas pequeñas reglas que podemos manejar nosotros...
Sonrió. ¿Qué te haría feliz?
No lo sé... Muchas cosas...
Parece complicado, ¿cierto? Aunque en realidad, en el fondo sabemos que es simple, sólo que no lo podemos tener y mientras vamos pensando terminaremos diciendo lo que las reglas nos dicen: una casa, un buen trabajo, dinero, una familia... Pero en el fondo, hay algo que nos dice que no es precisamente eso.
Hay que saber adaptarse a lo que tenemos y hacer un esfuerzo por alcanzar las cosas que nos faltan, le dije.
Deja esas líneas de libro de autoayuda o gurú de gerencia. Los cambios son más rápidos, sobrevive a la competencia mayor, la clave está en la rapidez, iniciativa y adaptación. Esa es una basura, un Darwin con ganas de ir al baño. Hasta el mismo Darwin entendería que la adaptación forma parte de un sistema y que todo está entrelazado. A nosotros nos dicen, que nos adaptemos pero para un beneficio nuestro siempre primeros.
Bueno, Luisa, no sé que decirte. Estaba algo confundido ya en este punto, sonaba razonable en parte lo que decía pero me lo decía una amiga deprimida.
Anda ya, tienes que regresar a tu oficina, yo me quedaré "descansando".