La vez pasada tuve un sueño, no del tipo de Martin Luther King, sino uno más sencillo, de esos que parecen tan reales a pesar de lo 'extraño' que suele ser un sueño. Era sencillo, apacible, feliz.
Estaba en mi casa con mi enamorada que en mi sueño era mi esposa. Ella estaba haciendo ejercicios mientras me mencionaba que quería ir de viaje. Era temprano 10am. Yo estaba en un estado de sosiego que pocas veces uno llega a experimentar. En nuestra casa había un gran ventanal que daba hacia la calle, se podía ver el mar. De pronto llama mi familia y nos comentan para reunirnos y para ello, ya habían separado un pasaje que sólo necesitaba nuestra confirmación, acepté para reunirnos luego. Era martes, no éramos millonarios, no éramos herederos improvisados, las cosas eran así y ninguno de nosotros nos extrañamos.
Luego se aparecía una pantalla indicando tareas pendientes y actividades que queríamos realizar, una especie de agenda, yo estaba avanzando con un libro y me habían separado una entrevista para los programas, era internet y la televisión unida con miles de canales.
Salimos y la gente caminaba tranquilamente, habían padres con sus hijos y cada 5 o 6 cuadras habían paraderos a los que podías subir en lo que eran vías automáticas, elegías tu destino y te llevaban tranquilamente sin ruidos ni contaminación.
Curiosamente, me di cuenta que no éramos dueños de un auto, o de una gran fortuna, nuestra casa se veía grande, moderna y espaciosa, pero las demás también lo eran, con diferentes diseños. Mi esposa me preguntó si prefería pedir un "auto" en esta ocasión, que hacía tiempo no paseábamos de esa manera, entonces llamó a uno de su celular y llegó uno. Mi esposa se puso al volante y terminamos en algo parecido a una gran tienda de ropa pero sin cajeras, ni vendedoras.
Me puse a caminar en ese gran centro (¿comercial?) habían templos, personas haciendo pinturas, centros culturales y me detuve en un bar a pesar de que sentía que lo conocía: efectivamente había gente tomando y charlando aunque los que quedaban ebrios eran llevados a su casa de manera automática. En una de las pantallas habían un científico hablando que ya estaban alcanzando el índice de 98% de productos bioreciclables en el 95% de los pueblos del mundo.
Regresé donde mi esposa que tenía las cosas que necesitábamos en un módulo suspendido, llegó un vehículo blanco y nos regresó a la casa. El vehículo se salió de la vía y nos dejó en nuestro techo que era como un pequeño puerto, el módulo suspendido ingresó a una pequeña nave y subimos. "Christian y mi mamá van a darnos el alcance" me dijo, está bien, me parece bien y retomé la escritura de mi obra.
Como comprenderán, cuando desperté me levanté con ganas de seguir metido en ese sueño, era un mundo genial, no había trabajo, sino actividades, la tecnología estaba a nuestro servicio, no al servicio del lucro, la gente era aparentemente más civilizada, es que no había razón para destruir, quizá siempre haya uno que otro desadaptado, el mundo no era un mundo escaso por el que había que luchar cada día, sino un mundo para que todos nos realicemos y hagamos bien.
Había libertad para nuestras creencias y fe, no se trataba del "selfmade man", del sueño americano, del mundo para mí, sino de un hombre perteneciente a un mundo, de sueños hechos para el bien del mundo, de la sabiduría guiada por la humildad, del poder del amor y no del amor al poder, y aceptar de ello, sin prejuicios, ni deseo de control externo de una institución, a Dios.
Este mundo de sueño, era del ser humano inteligente, no (sólo) como individuo sino como especie.
Los nadies (Eduardo Galeano)
Hace 11 años