jueves, 7 de mayo de 2009

Las reglas de Luisa

Ya vas varios días encerrada. ¿No crees que ya es hora de salir? ¿Cómo estás haciendo con la comida? Pregunté curioso, Luisa estaba sentada apoyándose en sus rodillas, su cuarto, sin embargo estaba en orden, no tenía idea de en qué momento ponía todo en su sitio. Eso sí, sus cabellos seguían revueltos, como si prefirieran refrescarle la cara a medias.

Delivery. Y tengo para unos días más. Esta vez, el silencio me animó a que me sentara a su lado. ¿Por qué vienes? Porque eres mi amiga y cualquier amigo se preocupa si su amiga está encerrada varios días en su mini. Ah, ah, meneó la cabeza, han venido un par de amigos más, me contestó indiferente. Y no han vuelto más.

¿Por qué vienes?

La verdad era que ni yo mismo lo sabía. Luisa siempre me pareció un enigma me respondí lógicamente, pero eso no era toda la razón que no se me asomaba concienzudamente. Ni idea, titubeé, Luisa de pronto sonrió. ¿Y cuáles son tus reglas? Giró su cabeza y logré notar su ceja inquisitiva que decía ¿Cómo? Ayer, ¿recuerdas? Hablamos sobre las reglas absurdas, las pequeñas reglas, cómo nos engañaban muchas de ellas...

Mmmf, sé tú mismo, no hagas a nadie miserable y cambia cuando no se trate sólo por conveniencia, sino por convicción.

¡Vaya, sí tienes reglas! Creía que me responderías que no tenías, o no tengas reglas, o algo parecido. Luisa, se levantó y se tiró a su cama, se acomodó mirando a su cabecera, ahí tenía un dibujo impregnado, curvas que dejaban libres algunas siluetas para la imaginación: una mariposa, un remolino, un gato enrollado y demás. Se quedó atada al relieve contrastado y siseó algo para sí misma.

Sólo unas pocas reglas son universales aunque este desquiciado mundo tiene las erróneas sobre nuestros hombros. Como Atlas, señaló a su cabecera.

Me paré, la vi con la mejor sonrisa buena que podía darle. Mira, te traje un chocolate, un triángulo, no debes estar comiendo mucho dulce en estos días. Por primera vez, pude ver dos cometas pardas levantando una sonrisa.

Vete ya, estás tarde para la oficina.

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